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jueves, 26 de abril de 2012

HISTORIAS DE VIDA: Lucrecia Taglioretti


 Una conmovedora historia de vida nacida en la Navidad de 1995

La vida de Ana Lucrecia Taglioretti es diferente, pero no por eso deja de ser real y conmovedora. Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, Claro de Luna de Beethoven suenan maravillosamente gracias a las habilidosas manos de la niña invidente que con su fuerte apuesta a la vida logró cambiar los vaticinios más pesimistas de los médicos, con la ayuda de su madre de corazón, Marcia Taglioretti. 

Ana Lucrecia: "Quiero a mi madre. Dios me bendijo con el don de la música. Mi mamá me da libertad para aprender y me ayuda solo en mis limitaciones". Ana cumple hoy 12 años. Con su fuerte apuesta a la vida logró salir adelante y actualmente es considerada una de las mejores violinistas del país.

Ana Lucrecia nació el 25 de diciembre de 1995, en plena Navidad, a los seis meses, con solo 900 gramos. Los primeros tres meses pasó en la incubadora de la Maternidad de la Cruz Roja, bajo el cuidado de enfermeras y médicos y al llegar a los dos kilos y medio, ya no pudo vivir en el hospital. Necesitaba de una familia que la acogiera y le brindara mayor y mejor protección por lo que los responsables de la Cruz Roja formularon la denuncia de que fue abandonada por su madre y empezaron a buscar un matrimonio para entregarla en adopción. 

Así estuvo primero con una familia que la adoptó temporalmente pero luego la nueva mamá se dio cuenta que era invidente y decidió entregarla a otra familia. 

EL PODER DEL AMOR 
"La ceguera ajena, no la de ella, es la que muchas veces impide que Lucrecia reciba un trato igualitario común a todas las personas". Así afirma Marcia al referirse a su hija invidente que cumple en la fecha 12 años y rompe barreras todos los días para abrirse paso en la vida. 

Marcia, docente, educadora, arquitecta, afirma como madre que Ana Lucrecia es su tesis viva de lo que se puede hacer con amor. Porque los progresos de Ana son significativos por la confianza y seguridad que le da en todo momento echando por tierra los pronósticos más pesimistas de los médicos que la atendieron al nacer. 

"No permito que la compadezcan ni que ella se sienta disminuida. Ella sabe su historia de vida y sicológicamente se siente muy apoyada y querida", resaltó Marcia. 

Refirió que la mayor satisfacción que tiene como madre es saber que está viva su hija. Porque fue todo un desafío reubicarla en su vida e ir educándola en libertad, sin miedo ni complejos de ningún tipo. 

"Lucrecia era niña prematura y nos encontramos recién a los 11 meses con el desarrollo sicofísico inadecuado. Pero ella demuestra que con amor y esfuerzo se puede salir adelante a pesar de las barreras que tenemos en la vida", sentencia Marcia Taglioretti. 

Recuerda que cuando conoció a Ana le comentó a su hijo mayor Martín, quien ese año iba a ingresar al seminario para ser sacerdote. 

"Por fin puedo adoptar la niña que siempre quise tener", indicó y añadió que desde aquel día son inseparables. La niña le acompaña en todas sus actividades laborales y sociales. 

Cuenta que en el país no encuentra colaboración del nivel del que desea para Ana. Tampoco encuentra espacio para que se desarrolle integralmente, por eso le enseña en su casa y luego es examinada por el Ministerio de Educación para darle una educación personalizada acorde a su capacidad y progreso. 

HORAS DE ENSAYO 
Ana Lucrecia con su madre de corazón, Marcia Taglioretti, en la Redacción de ABC Color. Hoy es doble festejo de la residencia de la niña: la Navidad y el cumpleaños de Ana.Marcia Taglioretti: "No permito que la compadezcan ni que se sienta disminuida. Ella sabe su historia y sicológicamente se siente muy apoyada y querida". 

Resalta que todas las obras musicales del variado repertorio de su hija solfean juntas. Luego ensayan, ella en el piano y Ana en el violín, pentagrama por pentagrama hasta terminar la partitura de cada una de las músicas que interpreta la joven artista invidente. 

Inseparables, madre e hija van de un lado para otro. Ana Lucrecia es un ejemplo de vida que a pesar de las barreras visuales se puede sobresalir en la vida. 



1 comentario:

  1. Se sentia mui apoyada y querida, hipocrita. Yo la conoci cuando vino a vivir aqui en el barrio San Antonio. Era un Angel. Y ahora descansa en Paz. Y esta señora (madre) la vida dará su merecido.

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